lunes, 8 de octubre de 2007

TXORLITÖHEAD - "Drunk'n'roll"

Bueno, bueno, bueno,... Qué tenemos aquí. Toda una muy grata sorpresa que me llevé ya hará poco más de medio año y que, ipso facto tras haber escuchado el CD, me hizo escribir un mail a la persona que me lo había mandado poniendo como título algo así como: “¡¡¡¡Brutaaaaaaaaallllll!!!!!” (“a” arriba, “a” abajo).

Y a tenor de lo expresado por todos aquellos a los que he recomendado este disco, veo que no soy el único al que le ha fascinado. De hecho, tanta es la sensación causada que también yo me tuve que ver en la posición de receptor de un correo exaltado, cuyo título era igualmente elocuente: “Mil fucking gracias, joder!”.

El resto de notas a reseñar pasan por mí trayéndoles a Barna para tocar a finales de mayo en la celebración del primer año en las ondas del PUNK PHILOS, y por este colega (Mil fucking gracias a ti, joder!) siendo requerido por el grupo para cantarse con ellos la de Mueble Bar, en el Bahía, al ver que el menda se las sabía todas de “pe” a “pa”.


Entrando ya en materia, este “Drunk'n'roll” rezuma eso mismo por los cuatro costados. Sin más. Que no es poco.

Letras que callejean con urgencia macarra, que despiertan el descaro y desenfreno de tus bajos fondos, y que te hacen percibir la gasolina, no como un olor, sino como un aroma.

Tranquilo. No temas. Es completamente normal que tras oír a los Txorlitö sientas la imperiosa necesidad de visitar su selecto mueble bar, cuya “puerta por dentro es de espejo y cristal, y las rallas se ponen solas. ¡No lo puedo evitar!”. A todos nos ha pasado. Pero si aprecias que la pulsión es irrefrenable, mejor no te digo que escribas “Mueble bar” en el Youtube. ¡Ups, ya lo he dicho!

En resumen, que estoy hablando de un discazo con aires de genuino rock'n'roll aderezado con partes más rápidas, de inspiración punkie en lo que a estructura melódica se refiere, y revestido con magistrales aportes de piano y armónica que contribuyen de un modo crucial a que TxorlitöHead se acomoden sin dificultad en nuestro subconsciente, tarareando a destajo cualquiera de los 10 temas que componen este trabajo. No puedo pasar por alto la voz que posee el vocalista, cautivadoramente rota, y dejándola caer de una manera muy personal en los finales de algunas frases. Escuchadlos, y sabréis rápidamente a qué me estoy refiriendo. Si a todo esto le sumamos que la producción del sonido viene avalada por el buen hacer de Jorge Reboredo a los mandos, comprenderás porqué la escucha de este "Drunk'n'roll" se me antoja casi obligatoria para todo aquel que guste de dejarse atrapar por las propuestas rockeras facturadas en la escuela de finales de los sesenta y posteriores setenta, de corte más elemental pero arrollador, de matices primigenios, rudos pero abrasivos.


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