viernes, 20 de junio de 2008

Crónica TDK + MISERIA Y KOMPAÑÍA (2ª Parte)

Satisfechos y colmados ya de nuestra estancia en los madriles, y tras meternos pa'l cuerpo unos buenos bocadillos, emprendimos la ruta hacia Zaragoza con el estomago lleno y el ánimo disuelto en una agradable modorra, momento que aproveché para jalonar el viaje con la consuetudinaria ristra de chistes que aquí un servidor tiene a bien acumular en su desaforada memoria, siempre en estado latente, aguardando el momento de asomar mediante una ráfaga ametrallada sin compasión para mayor "regocijo de las eventuales víctimas". Con todo, aún tuve que administrar con tiento la ración cómica y reservarme algún cartucho ante la amenaza de proseguir el camino de vuelta al estilo Fernando, sí, ése de un ratito...

El trayecto Madrid-Zaragoza he de decir que volvió a transcurrir sin mayores contratiempos que un tiempo constantemente en contra, acompañando a los Miseria como si de una única nube gris y amenazantemente cojonera se tratase, para acabar descargando en forma de tromba, granizo e, incluso, algo de nieve. Para entonces, ya habían sonado por enésima vez la misma serie de 10 canciones que venían constituyendo nuestro particular hilo musical desde que partimos el día anterior. No ha sido intencionado el mencionar estos dos hechos en el mismo párrafo de un modo consecutivo. Quien trate de ver en ello una relación causa-efecto, se excede en una suposición que, por otro lado, está muy lejos de mi ánimo.

La verdad es que tanto las dudas como el cielo se despejaron nada más llegar y dar con nuestro punto de destino, la Sala Reset de Zaragoza. Al poco de apalancar los trastos debidamente sobre el escenario, y yo todo el material de la distri en el hueco que me reservé para desplegar, momentos más tardes, el bazar, ya se empezaron a dejar caer por las inmediaciones las primeras hordas de punkis, síntoma inequívoco de que ahí se iba a cocer algo grande esa noche.

Apalancadas ya también unas cuantas birras en el cuerpo, amén de la botella de Ballantine's, que todavía seguía siendo mi fiel compañera, porque os recuerdo que yo sé cómo hacer que cundan, empecé a poner en práctica las enseñanzas que he podido extraer de tanto chiringuito montado y para las cuales siempre pienso que hace falta, como poco, una carrera universitaria de no ser porque las he podido aprender gracias a montar tantas veces junto al master Alejo. Así que, bueno, toda vez que me agencié 3 mesas redondas, me las pude ingeniar para acabar exponiendo cd's, K7's, fanzines, vinilos, camisetas e incluso parte del material de Potencial Hardcore, dispuesto todo ello con un tacto y un orden exquisitos, claro que sí.

Y la verdad es que no sería para menos puesto que, no habrían entrado ni 15 personas en el recinto y ya había vendido más del doble que el día anterior, y no exagero ni un ápice. Además, no hubo de transcurrir demasiado tiempo para poder apreciar que el ambiente estaba garantizado ya que, si bien es cierto que no hubo lleno hasta a la bandera, sí que puedo asegurar que en poco más de media hora desde que empezasen a entrar las primeras personas ya había un buen conglomerado de crestas contoneándose espasmódicamente frente a los Miseria y Kompañía que, esta vez, y a diferencia del día anterior, eran los encargados de abrir fuego con los decibelios.

Pero lo grande, lo jodidamente grande, estaba por llegar, al menos para servidor.

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